Falta poquito, poquitico ya, para que celebremos juntos un acontecimiento que cambió para siempre la dinámica de una ciudad: seremos este 24 de noviembre felices por haber sido de los primeros que en Cuba pudieron disfrutar del milagro de la radio a solo 10 años de que se introdujera en el país.
Bueno pues sí, este sábado la radio manzanillera arriba a sus 80 años, un cumpleaños para festejar en grande, porque desde su surgimiento ha estado en eterna comunión con su razón de ser: el pueblo que a su vez la asumió como suya y no han podido soltarse ni un momento.
Es que no podía imaginarselo Jesús Armesto Braña cuando armó su transmisor de un kilo de potencia al terruño, que estaba consumando un matrimonio entre la radio y los manzanilleros que reclaman cuando no está, se preocupan si no la sienten y lloran si no la oyen.
Los que peinan canas no me dejarán en mentiras si afirmo que los manzanilleros no se conciben sin su glorieta, su carnaval, su malecón, sus lisetas y su radio, así con toda la fuerza de ese pronombre posesivo SU RADIO.
Y es que la radio se casó con los manzanilleros y como en los buenos cuentos infantiles: Fueron..., no, no, no mejor todavía: Han sido, son y serán felices para siempre.